No sé dónde estoy. Ni mi mente tampoco. Tantas cosas en tan
pocos días y tampoco tiempo para asimilar. Sin tregua, ni cuartel; una
abrumadora pesadumbre emocional se ha apoderado de mí para arrebatarme hasta la
más miserable migaja de coherencia y sumir mis aspiraciones en una
danza de tinieblas.
Vivo en una jaula de barrotes de oro. Todo es fácil, no hay
por qué hacerse preguntas; extremadamente complicado para una mente que no
descansa. Ganas de volar hacia ningún lugar. Mañana será otro día para seguir engañándome
con un presente que no funciona, pasado ya veremos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario