martes, 31 de diciembre de 2013

Vértigo

Un año que nos deja y otro que viene. Ya desde sus orígenes el ser humano sintió la necesidad de conceptualizar todos aquellos estímulos percibidos a través de los sentidos y cada una de las piezas que componen la realidad cotidiana. Así ocurrió, por ejemplo, con el tiempo; integrado en nuestro devenir diario después de un variopinto proceso de desarrollo y que tantos quebraderos de cabeza nos da en la actualidad.

Si hay un momento del año que tiene especial importancia en nuestra manera de medir el tiempo es el día de hoy. Una etapa parece cerrarse y nuevas esperanzas se ciernen sobre nuestros actos; sin embargo, creo que no ha de ser así. En esta coyuntura tan adversa sólo el aplomo continuado puede dar sus frutos, tomando las riendas ante un horizonte de incertidumbre y evitando el refugio efímero en iniciativas vanas.

Siempre hay episodios de nuestra vida envueltos en penumbra, en los que una fuerza extraña nos empuja a construir poco a poco un futuro que, creemos, será más agradecido con nuestras conquistas. Creo que es lo mejor que se puede desear a día de hoy, perseverar hasta perder el sentido y permanecer firmes  en nuestros propósitos.

A pesar de mi escepticismo desearos un buen comienzo de año, mes y día y que vuestras ilusiones sean tan fuertes como ayer y mañana. Al final del camino, aunque no obtengáis los resultados esperados, siempre quedará la satisfacción del trabajo y el esfuerzo; al final del camino nuestra conciencia será nuestra mejor aliada.

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