No
suelo ver la tele pero hace unos días me quedé un rato mirando una entrevista
que le hicieron a Punset. Me encanto su presencia y expresividad: tomándose su
tiempo para escuchar a su interlocutor y contestarle de forma pausada y
argumentada. Hoy día no es habitual ver a alguien mantener la compostura de modo
tan estoico; en este caso, aguantando los apabullantes aplausos del público y
las esporádicas interrupciones del presentador.
Con
la presentación de su último libro este eminente pensador ha traído a colación
una temática que me ha resultado interesante. Citando una serie de ejemplos
históricos desarrolla el planteamiento de que la razón, creación artificial del
hombre para dar mayor solidez a sus argumentos y ofrecer nuevas perspectivas,
se impuso de manera imprescindible en la condición humana hasta llegar a
nuestros días. Sin embargo la intuición, expresada como mecanismo natural e
instintivo, ha estado presente a lo largo de toda nuestra existencia.
Así
las cosas el autor explica cómo nuestra mente, previamente estimulada, trabaja
en busca de la solución a un problema que le hemos planteado sin un
razonamiento previo. Es decir, la respuesta puede llegar en cualquier momento, en
la vertiente más pura del concepto de eureka. Se trataría en
todo caso de exponer una cuestión a nuestro pensamiento y, mientras nos dedicamos
a acometer otros menesteres, obtener el remedio sobre el estímulo trazado en un
momento no determinado o inesperado.
Esta
prevalencia de la intuición ha sido atestiguada por el autor con el ejemplo de
las investigaciones llevadas a cabo por Darwin. Este investigador tuvo que
enfrentarse al sólido dogma religioso del creacionismo, arropado paladinamente por
el mundo cristiano, al afirmar que la amplia pluralidad de especies presentes
en su momento rebasaba con creces el marco temporal establecido por los designios
de la divinidad.
Por
si fuera poco, y cayendo en el conformismo tan típico que ha configurado y
caracteriza cotidianamente la existencia humana, las ideas de Darwin fueron denostadas
de inmediato. Como siempre resulta más fácil adherirse al pensamiento unánime y
borreguero del común de los mortales que ofrecer una crítica constructiva con
argumentos coherentes y discordantes. Pero siempre habrá unos pocos que,
guiados por su intuición, rompan moldes y razonamientos añejos y consolidados y
arrojen luz sobre nuevas perspectivas que, sin ser definitivas, resulten
enriquecedoras y complementarias.
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